educatsh

¡Bienvenido a educatsh!


Un blog que te permitirá conocer y aportar ideas sobre educación en su sentido más amplio


miércoles, 8 de junio de 2011

“TECNÓPOLIS”


FICHA TÉCNICA

Título (original): Tecnópolis

Subtítulo: La rendición de la cultura a la tecnología

Autor: Neil Postman

Traducción: Vicente Campos González

Editorial: Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores

1. INTRODUCCIÓN

Además de sociólogo, Neil Postman es, por condecoración, un gran crítico de las nuevas tecnologías, que convierten la cultura en el gran negocio del espectáculo, homogeneizando las políticas y favoreciendo la pasividad sociocultural.

Las nuevas tecnologías sustentan con su excesiva información a adultos y menores por igual, haciendo una desvalorización de la educación para la socialización que se da a nivel sociofamiliar.

Precisamente por este motivo, Postman hace con Tecnópolis la denuncia una cultura dominada por la tecnología; esta se ha apropiado también de nuestra educación, pero sus seductores conceptos de innovación y creatividad nos han embriagado hasta un punto del que no somos conscientes. Pero es que la falta de control social sobre las tecnologías les roba la fundamentación ética, ya que prescinden de lo sociocultural sin el que una sociedad se quedaría coja. Pero Postman va más allá y se pregunta qué ideas se esconden tras el telón de la tecnología.

2. BREVE RESUMEN DEL LIBRO

Postman se centra en la expansión tecnológica y sus consecuencias en el ámbito sociocultural, describiendo cuándo, cómo y por qué esta se ha vuelto contra nosotros como un boomerang que ha traído consigo cambios en nuestra manera de ver y pensar el mundo.

El autor divide el desarrollo tecnológico en tres etapas culturales: la primera, “la cultura de las herramientas” que de produce hasta el siglo XVII en Occidente, en la que la cultura sigue dominada por la metafísica; la tecnocracia, que es cuando se comienza a pensar en la utilidad del conocimiento científico para la mejora de la calidad de vida de los individuos; y, por último, la Tecnópolis, una tecnocracia totalitaria que cambia nuestras significaciones sociales, culturales, artísticas, familiares y políticas, recibiendo órdenes directas de las tecnologías. Así, echa abajo los valores sociales anteriores; para construir el nuevo mundo, destruye el anterior, abogando por la mayor cuantía de información sin pararse a pensar el caos que está generando.

Y es que esa información se convierte en medio y fin de la creatividad; los mecanismos para controlarla producen a su vez más y más información, creando un bucle de sobre-exceso de la misma. Cabe destacar que los medios de control se producen con la burocracia, los expertos y la “maquinaria blanda”, acompañada por más tecnología.

Tecnópolis pretende, para finalizar, la matematización del mundo, y esta tiene su auge gracias al ordenador, una nueva herramienta convertida en actor.

3. VALORACIÓN CRÍTICA

Leer a Neil Postman nos hace reflexionar sobre la pérdida significativa de los valores morales tradicionales, en un mundo en el que un dios se desvanece, desapareciendo con él el sentido del mal o del pecado, para dar lugar a los nuevos pilares de los devotos de las nuevas tecnologías: la eficacia, la precisión y la objetividad. En el nuevo mundo de Tecnópolis, los expertos, que son quienes dominan esos tres cimientos en los que se fundamenta, deshumanizan los conceptos convencionales dotando de importancia suprema a las nuevas tecnologías, haciendo de la cultura y de la sociedad sus súbditas a través de sus seductoras ventajas.

Según Postman, no debemos confundir información con comprensión (la ciencia no determina una verdad única, debemos consultar otras fuentes y reflexionar sobre la influencia de estas). Nos advierte, también, que debemos luchar por una educación que estudie las coherencias y las finalidades, y “lograr una comprensión unificada” sobre nosotros mismos.

Basándose en las ideas de progreso, innovación, creatividad y funcionalidad, las nuevas tecnologías nos vuelven vagos, y esa vagueza, a su vez, me atrevería a decir que algo más inútiles: no nos hacen la vida más fácil, sino que es como si nos la robaran, ya que lo hacen todo por nosotros, inclusive pensar. Si no podemos valernos por nosotros mismos, si son ellas más que nosotros las protagonistas de nuestras vidas, ¿qué y cómo nos queda por vivir? Evidentemente, somos los dueños de nuestras vidas, pero ¿acaso no resultan las nuevas tecnologías una dependencia aprendida de las mismas? Está claro que somos nosotros quienes deben adaptarse a ellas, porque nos han caído del cielo como obligación sociocultural. De hecho, si tomamos la decisión de no utilizarlas, caeríamos en la discriminación y marginación social, ya que no sólo forman parte de nuestras vidas, sino de la misma manera de nuestra comunidad. ¿Y quienes no pueden acceder a ellas? Son excluidos, a los que llamamos víctimas de la brecha digital.

Pero debemos dejar claro que las nuevas tecnologías no fueron creadas para la actividad socioeducativa y, por tanto, las reflexiones sobre sus consecuencias han sido posteriores a su expansión (precisamente, en una Tecnópolis, según Postman, se da una mayor prioridad a la información que, incluso, a las necesidades de los seres humanos).

Aunque también han de mencionarse las ventajas de las nuevas tecnologías, como la erradicación de las barreras espaciotemporales, lo que posibilita una comunicación a nivel global con cualquier persona las veinticuatro horas del día. Pero esta ventaja consta de una gran contraindicación: facilitar una falsa sociabilidad al individuo que experimenta su contacto y actividad social únicamente a través de la pantalla de su ordenador; mientras en el mundo real se encuentra solo, proyecta en el mundo virtual la vida que debería pretender fuera de la red social informatizada.

La falta de reflexión crítica ha llevado a que las nuevas tecnologías se hayan aceptado como un instrumento positivo en la educación, sin pararnos a considerar cuál es exactamente su función y su finalidad en este ámbito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario